Quiero llorar mi pena y te lo digo
para que tْ me quieras y me llores
en un anochecer de ruiseٌores,
con un puٌal, con besos y contigo.
Quiero matar al ْnico testigo
para el asesinato de mis flores
y convertir mi llanto y mis sudores
en eterno montَn de duro trigo.
Que no se acabe nunca la madeja
del te quiero me quieres, siempre ardida
con decrépito sol y luna vieja.
Que lo que no me des y no te pida
serل para la muerte, que no deja
ni sombra por la carne estremecida.
Federico Garcia Lorca.